sábado, 13 de septiembre de 2008

Respuesta a Alexis Iparraguirre

Alguien identificado como Alexis Iparraguirre, por lo visto vinculado a la Universidad Católica, hace algún tiempo, octubre de 2007, manifestó en este post lo siguiente:
Alexis Iparraguirre dijo...
Debo de señalar que conozco personalmente a más de un miembro del GCC y que respeto la capacidad de su inteligencia y su potencia para reflexionar y tomar decisiones. Sin embargo, también debo de señalar que en las discusiones, censuras y exclusiones de algunos -los más beligerantes- pervive una moral bastante peculiar, que se rige por la lógica de grupos que, lamentablemente, parece que rigió durante los ochenta entre los alumnos de nuestra casa de estudios, cuando la imagen de "inteligencia" daba más prestigio que ahora, en una PUCP, según opinión pública, muchó más exclusivista y snob. No hago mal, si parafraseo esa moral así: "Tú eres mi pata, eres inteligente". De ello se sigue una lealtad a medias infantil, a medias diplomática del tipo: "Si eres mi pata y te equivocas, solo te maleas (porque si no, arruinas mi imagen de inteligente); si no eres mi pata y te equivocas, entonces sí eres una bestia y te cae con todo". Ello puede explicarse por la natural desconfianza entre grupos que, provenían de una Lima múltiple, y quienes de seguro veían en cada diferencia una señal para tachar o discriminar, y no, como nos ha enseñado a las malas la violencia política, una posibilidad de acoger e integrar. A ello debe añadirse también la natural cuota de suspicacias paranoicas que implicaba entonces participar en la vida política -todos los GCC han hecho política universitaria en una época furiosamente ideologizada, pero solo de la puerta de la universidad para adentro- y las cuotas de tensión y simulación que implica vivir entre el jolgorio de la juventud y la aspiración a integrarse a la docencia en una institucíón que, por esos años, era notoriamente más conservadora que hoy. Lamentablemente, me parece, los blogger maduros de hoy reflejan toda la red de contradicciones larvadas desde entonces, que implicam una fuerte disociacíón de la personalidad entre discursos públicos y miedos privados. Afortunadamente, los noventas fueron mejores años para la Católica.

11:07 PM

Un grueso párrafo dedicado al GCC. El dueño del blog donde se hace este comentario le responde a Alexis Iparraguirre, tratándolo de "Alexis".

En otra ocasión, en noviembre de 2007, alguien también identificado con el nombre de Alexis Iparraguirre con un discurso parecido manifestó lo siguiente:


Hola Daniel:
Lo que cuentas me parece parecido a algo que le pasó a un amigo mio, Jean Pierre Vaudenay en la PUCP. Su profesor de periodismo, Gargurevich, lo desaprobó en el ensayo final arguyendo plagio. La única explicación que dio el profesor es que Jean Pierre no podía haberlo escrito porque era muy bueno. Vaudenay ciertamente no había sido un asistente a clase modelo, pero a mi me consta que es un estudiante de primera -incluso ganó un concurso de ensayo en la universidad. El profesor, basándose en us prejuicios hacia Jean Pierre, que suponían para este una escasa capacidad intelectual, lo estaba condenando sin derecho a juicio. Pero eso no fue lo peor. Aquí viene lo de Ripley (y no la tarjeta): cuando apeló al Decano de su facultad -Lucho Peirano- este le dijo que si quería problemas los iba a encontrar. Fascinante. Esa es la posición de un hombre culto frente a lo excepcional cuando lo excepcional no le simpatizas Yo creo que algunos miembros del gran combo club padecieron experiencias análogas-prácticas autoritarias- y frente a ellas solo les quedó admitir que funcionaban, eran ineludibles, y recursos válidos. Hacia eso evolucionaron. No creo que toda evolución, en esta dirección, sea positiva. La seducción de ejercer irreflexivamente la capacidad de silenciar y prejuzgar es otra rumbo que todos alguna vez hemos enfrentado. Me gustaría creer que hemos aprendido una lección contraria que los mandamaces del GCC

Comentario por alexis iparraguirre — 11 Noviembre 2007 @ 19:14

Curiosamente, el comentario ha sido borrado de su contexto original.

Veamos. En el primer comentario es sobre la moral. Se habla de "censuras y exclusiones". En el post Sobre cómo el GCC acabó siendo blanco de los blogstars expliqué extensamente el asunto. No fue un tema de "censura" ni "exclusión". Hubo razones que no vale la pena repetir. Lo que sí es cierto es que hubo más gente, como el comentarista (asumamos que es hombre), que se sumó al cargamontón sobre el GCC sin haber tenido ningún conflicto previo con el blog colectivo.

Según lo que el mismo comentarista, Alexis Iparraguirre, identificado con la Universidad Católica, declara, él "conoce personalmente a más de un miembro del GCC" y el tema sería generacional. En los ochentas entre los estudiantes se habría cultivado un reconocimiento a la inteligencia de tipo amiguista, con desconfianza a la "Lima múltiple" en una época "furiosamente ideologizada" pero sólo dentro de la universidad. Los noventas fueron mejores, pues la PUCP es notoriamente menos conservadora.

Está equivocado de cabo a rabo. Nada que ver. Es el problema de hablar o escribir de lo que no se sabe. El error consiste en creer que los estudiantes gozaban de algún tipo de reconocimiento. Para nada. Quienes gozaban de reconocimiento eran los profesores. Los estudiantes eran a lo más asistentes. No es que hubiera muchos estudiantes a quien admirar por su inteligencia. Y, finalmente, a pesar de los intentos de homogenización de Iparraguirre, el GCC es un grupo muy plural, con muchas experiencias diferentes. A mí me ha tocado ver supuestos sabelotodos que sólo sancionaban como bueno lo que decía la gente de su entorno, pero para nada me he sentido identificado con ellos. Y lo visto en los ochentas, noventas y en el dos mil también. Ya se dijo esto en el tango "Cambalache". ¿Entonces?

Lo de la desconfianza hacia la "Lima múltiple" es completamente ridículo y constituye otra exhibición de los prejuicios de Iparraguirre. Habla como si la gente del GCC viniéramos de una "Lima uniforme" y desconfiáramos de la "Lima múltiple". Yo soy limeño de primera generación, como la mayoría de contribuyentes en el GCC. ¿Entonces?

La PUCP era más "elitista y snob" en los ochentas. Posiblemente, pero posiblemente también más en los setentas, y más en los sesentas. ¿Entonces? Sin embargo, los años ochentas fueron años de democracia; los noventas, de Fujimori. A pesar de la crisis, en la PUCP hubo posibilidades que no hubo con Fujimori. Quienes se formaron viendo a Fujimori tomaron como natural lo que hacía ese gobierno y sus medios. Cuidado lanzar la primera piedra a otros.

Veamos ahora lo de la ideologización. Otra patinada. La época de las aguerridas militancias fue la década del setenta, no del ochenta, con la excepción, claro está, de la militancia en los grupos terroristas, que también tuvieron presencia en "nuestra casa de estudios". En los ochentas la izquierda perdió el monopolio de muchos gremios estudiantiles, incluyendo la FEPUC. Más aún, las opciones de izquierdas ya no eran las más radicalizadas y partidarias, sino que se trataba de independientes de izquierdas. Fue una época desideologizada, si algo. Al menos más desideologizada que en los setentas.

¿Tensión entre disfrutar de la juventud y la aspiración a integrarse a la docencia? Otro prejuicio. Entre los pocos del GCC que se integraron a la docencia no he percibido tensión alguna. Si es lo que te gusta hacer, como es tautológico, lo disfrutas.

¿"Disociación entre discursos públicos y medios privados"? Por favor.

Estamos, pues, ante una sarta de prejuicios. El autor del párrafo desconoce de lo que está hablando.

El segundo párrafo ilustra más de lo mismo, por lo que creíblemente se trataría del mismo autor. Y al igual que en el primer párrafo éste alude a su vinculación a la PUCP, pues menciona con nombre propio a tres personas de la PUCP.

Los miembros del GCC habríamos padecido "prácticas autoritarias" y por lo tanto nos hicimos la idea que éstas eran ineludibles y ahora somos autoritarios. Correspondientemente, Iparraguirre nos califica de "mandamases". Bueno, ¿mandamases de qué? ¿De administrar nuestro blog? Es ridículo. Seguramente Iparraguirre es mandamás de su comentario. ¿Y? ¿Por qué alguien tendría que intentar hacer todo un perfil psicológico de otras personas por algo tan de perogrullo? Al fin y al cabo el ejemplo que menciona parece ser del presente, no de los ochentas. No es que antes había rígidas "prácticas autoritarias" y ahora ya no. Sigue habiendo. Acaso tanto como antes. Haberse metido con el doctor Luis Peirano y haberlo calificado de "mandamás" en un espacio propio, no como comentario en un blog ajeno. Haber criticado cómo las autoridades presentes están tratando a los trabajadores. La conservadora PUCP de los ochentas no los trató así. Haber dicho algo por el otorgamiento de doctorados a dedo en la PUCP o por la modificación del reglamento para la reelección de las autoridades. Si vamos a hablar de mansamases, Alexis Iparraguirre tiene un amplio terreno para decir algo en "nuestra casa de estudios" que tanto le preocupa y a la que está vinculado.

Actualización: Dos intervenciones más de alguien identificado como Alexis Iparraguirre, publicadas aquí en noviembre de 2007. El mismo estilo divagante y pomposo de los párrafos anteriores:
Alexis Iparraguirre said...
Estimado Fantomas:

En mi opinión hay dos problemas distintos:

1. El primero es si Mónica Feria es pasible de algún tipo de acusación ahora por filosenderista. Por más repugnante que sea esa posibilidad, por la historia de violencia previa, no veo en todo lo dicho algo que apunte a esa posibilidad. En mi país no hay delito de opinión, y en teoría nunca debio haberlo. En el peor de los casos podría acusarsele de eso, pero eso no se pena, por más deslindes tibios que haga Diganos que ese el el asunto legal.
2. En segundo lugar, esta el asunto de si puede ser aceptada por el colectivo GCC como un interlocutor válido o por cualquier grupo en particular. Sobre ese asunto, un asunto ético por derecho propio, creo que en realidad depende del grupo. Marco Sifuentes, por ejemplo, tiene razones para dudar de ella, y ello es razonable puesto que tiene justificaciones atendibles. Del mismo modo, Silvio Rendón considera que todo lo que podía explicar Mónica ha sido dicho ya por ella; en la cuota de las jsutificaciones que Silvio atiende, ella ya cubrió lo suficiente. Salas y Faveron juzgan lo contrario, pero son por razones que ellos consideran, para este caso, indespensables, a saber: hay una moral objetiva frente a la cual existen categoría equivalentes a pecado, virtud, falta, arrepentimiento. A mi no me consta que estas categorías las apliquen siempre, pero ahi están. Del mismo modo, con esto de que se trata de un tema Derechos Humanos y este tema tiene una faceta legal, tienen la perturbadora costumbre de proyectar el tema de ética a la antesala de la justicia criminal. Lo más sensato para las personas como Rendón, que creen en Mónica Féria, y la consideran un interlocutor válido sería decirles a estas personas que discrepan de él que su opinión es su opinión, y todos en paz. Pero Rendón supone que habla de las mismas cosas que Faverón habla cuando este se refiere a los Derechos Humanos, que tiene un punto en común fundamental con él y que, porque comparten ese punto, no debieran discrepar, y ello lo disuade de dejar la discusión por las buenas. Pero eso es falso. Para Faverón cuando habla de derechos humanos, en este caso, supone un sistema, me parece, equivalente a la dogmática cristiana, algo que si se trasgrede queda solo la condenación, la penalidad, el automático arrepentimiento, la retracción humillante o la muerte civil. Pero ello, me parece, sería ajeno a la cultura de los DDHH que admiten la compasión, la dignidad individual y el derecho a la privacidad, que hace de lo no legalmente punible una falta que puede purgarse en lo intimo, sin dar explicaciones a nadie. Ninguna sociedad que cree en los Derechos Humanos exige la virtud o el estado de gracia, porque si no no existiría; los DD HH surgen en Europa para garantizar la variedad; no la moral objetiva. Si Rendón llega a entender que está hablando de una cosa distinta que las que podrían hablar, por ejemplo, criptocatólicos fundamentalistas, entonces podrá dejar de discutir y sentirse mejor. De hecho, todos los grupos podemos formarnos la impresión que querrámos de Mónica Feria y los que puedan conocerla serán testigos de su verdad como persona, si así quieren aceptarla. Pero si inflinge la ley, naturalmente se le castigará como a todos.

November 2, 2007 7:28 PM
Inexacto como en otros párrafos, ¿a que viene tanto perorar sobre los derechos humanos y su contraposición a la "dogmática cristiana", si al final va a hacer insinuaciones sobre inflingir la ley y advertir sobre posibles castigos?

Y esta otra:
Alexis Iparraguirre said...
Estoy de acuerdo con cada uno de los puntos sostenidos por Silvio. Pero no veo, en teoría, cómo de posturas contrarias se llegan a conclusiones parecidas. Yo postulo que legalidad y moral no tienen por qué ir unidas -me parece una historia afortunada que en esta época se intercepten en algunos tramos, y me parece una alianza provechosa-. Silvio postula que es la separación entre legalidad y moral es lo que permite a Faverón suponer la culpa de la señora Feria. Yo creo lo contrario: históricamente, los ejemplos de morales particulares generalizadas en sus contenidos concretos bajo la forma de leyes son las que producen las más disparatas acusaciones; por eso hasta Benedicto XVI, en su libro sobre Jesucristo, agradece que se haya separado la Iglesia, una productora de moralidad objetiva, del Estado para librarla de papelones (aunque su argumentación es ad majorem gloriam dei). Sin embargo, creo que las diferencias teóricas que se resuelven de modo semejante en la práctica nos dicen que, en asuntos humanos sobre todo, las diferencias teóricas son poco prácticas. Un saludo cordial.
Alexis Iparraguirre.

November 3, 2007 7:37 PM
Incomprensible. En particular la repetitiva oración antes del "saludo cordial". Total, ¿qué propone?

jueves, 4 de septiembre de 2008

Respuesta al Sr. Iván Thays 2

El Sr. Iván Thays declara tener otras cosas de qué ocuparse que le impedirían relacionarse socialmente en forma correcta con quien no lo ha atacado (aquí). Sin embargo, esas palabras no son nada creíbles, pues bien que se da tiempo y esfuerzo para responder, atacar, y maltratar a su interlocutor. Este señor se equivocó de cabo a rabo conmigo. No leyó bien, se olvidó de cómo fueron los hechos, o lo que sea, pero patinó y tuvo malas maneras. Claro, este señor da por concluído el incidente que él mismo creó, en sus términos, pero ya he dicho que no voy a aceptar una reprimenda de su parte. Creo que es un argumento muy claro. Sin embargo, ahora el Sr. Thays sale hablando de "pobre calidad fraternal, comprensiva o incluso generosa de Silvio". ¿Perdón, Sr. Thays? ¿Cómo se atreve? Usted fue el que tuvo la pataleta, usted fue quien comenzó con su tonta pelea escolar que quiso acabar con una reñida, equivocándose del todo, cosa que es claro que no reconocerá. Usted fue quien exhibió una gran mezquindad. ¿Qué le costaba reconocer que se equivocó conmigo y pedirme disculpas? En cambio, insistió con su reprimenda y su que-Silvio-no-lo vuelva-a-hacer. No, pues. No se pase. Si tiene gestos inamistosos, no se queje porque no lo considere un amigo o porque cierre la comunicación por un medio que usted usa para agredirme.Hice público el intercambio porque, como ya he explicado, es una política que sigo en ciertas circunstancias, no sólo con usted, máxime si graciosamente me concede la libertad de hacerlo. Que otros se aprovechen del asunto es algo que siempre puede ocurrir. Y se equivoca, una vez más, en asegurar que publiqué el intercambio para que le tiren tomates. Usted sigue pensando en términos de "bandos" e insiste en colocarme en el bando que le es rival. Oiga, ya he dicho que lo que me dan ganas de hacer es lo que hizo el personaje de "Amores Perros". A ver si los dos "bandos" resuelves sus diferencias comunicándose. Esa es mi posición. Que otros hayan copiado selectivamente mi post, mutilado y sin enlace, no me coloca en su bando. Rechazo que se enmarque toda acción que uno tome dentro de la bronca de "bandos". Lo rechacé cuando fui atacado en forma generalizada por un bando, y lo rechazo ahora que soy atacado por usted, señor Thays, también en forma generalizada. Afirmo la independencia y singularidad de mis opiniones. Los tomates que se tiren los "bandos" es cosa de los "bandos", no mía, y desde luego no evitarán que le responda a sus patanerías, señor Thays.

Actualización: Bueno, para tener que ocuparse de cosas más importantes el Sr. Thays vuelve otra vez al tema. Veamos su comentario:
En cuanto a lo de Silvio Rendón, todos saben que era una conversación privada y en una discusión uno puede decir lo que sea, como "haz lo que chucha" quieras o "vete al carajo" Pero ese debería quedar en el ámbito privado, sobre todo si se supone que somos amigos (ya me di cuenta de que no).El problema aqui se suscita cuando rendón quiere hacer pública una mandanda a la mierda. Si un microbusero se cruza en mi camino y le requinto la madre, debe quedar ahí. Pero si el microbusero quiere hacerme daño podria ir a los medios decir que lo mandé a la mierda. Mi reacción fue normal y privada, entre amigos, pero me equivoqué pensando que Silvio era amigo mío solo por serlo de Gustavo y Daniel, pero no lo era. Ese fue mi error, no decir "chucha"Si ves la exactadiensión de las cosas silo te reirías y nada más. A mis dos amigos Sumalavia y Carlos, siempre solemos mandarnos al caajo hasta por perder un campeonato de winning, pero ahora que estuve en una depresión muy aguda acudí a Carlos que me dio un abrazo hemosísimo y sanador. Estoy seguro de que si a él lo mando un día, irritado, al carajo, no pasaria nada ni lo iría a postear para que los demàs se burlen de mí.Repito: mi error fue pensar que Silvio era un amigo y que la conversación era privada, pero no es mi amigo y para él tampoco es privada¿Qué me queda por hacer? Simplemente repetir lo mismo, que Silvio haga de su vida y su blog lo que chucha quiera. Ese es su problema, los míos son ahora más graves que el decir una mala palabra.saludosIVAN   
Bueno, el error del Sr. Thays no fue que patinó refiriéndose a mí (pues oportunamente debatimos directamente y no a partir de lo que otros dijeron de él), no fue su reprimenda, ni su que-Silvio-no-lo-vuelva-a-hacer, o que se refirió a mí en tercera persona. Su error según él fue que pensó que yo era su amigo, porque creyó que como soy amigo de Gustavo Faverón y de Daniel Salas, soy amigo de él. No sé qué clase de amigo era este que se refería a mí en tercera persona. Yo a este señor lo vi una vez en Lima y me acerqué a saludarlo: "Hola, soy Silvio Rendon" y no me reconoció. No sé cómo pasó de eso a pensar que me podía carajear como, según él, hace con sus amigos. Pensará que la amistad es transitiva o, al parecer más acertado, pensó que estaba con alguien de su mismo "bando" con quien no era necesario conducirse con un mínimo de respeto.

El Sr. Thays se queja porque "lo até al palo para que me tiren piedras o puse su cabeza en el círculo de cartulina los circos para que me tiren tomatazos todos los que buscan, por envidia". Pero qué quejica que es. Por favor. Si alguien le tira tomatazos, que se queje con quienes así lo hacen. Yo no le he echado la culpa a nadie más que a los/as que alguna me lanzaron tomatazos. He aclarado mi posición, diferente de la de otras personas, pero no le he echado la culpa a otras personas por nada.

Veamos ahora su ilustración pedagógica con el microbusero. Si él le requinta la madre a un microbusero "debe quedar ahí", dice. No sé si este señor es también amigo de los microbuseros. No lo creo. Aún así supone que puede carajear a quien quiera y que el asunto debe quedar ahí. ¿Por qué el microbusero (es decir yo) no va a tener derecho a una reparación moral y tiene que dejarlo ahí? ¿Acaso mi blog lo leen solamente los escritores con los que el Sr. Thays se lleva mal? El Sr. Thays parece creer que el mundo se divide entre quienes están con él y quienes están contra él. Igual los/as amigos/as del Sr. Thays leen lo que yo he escrito y le dicen "Oye, Iván, te excediste". Igual lo leen mis amigos/as y me dicen "Oye, Silvio, ¿qué le pasa a ese Iván Thays?" Yo no he posteado la conversación en un blog enemigo del Sr. Thays, sino en MI propio blog, MI espacio. Hay una vida más allá del bipolarismo en que vive el Sr. Thays.

Finalmente, como el Sr. Thays insiste en su posición inicial, proveniente de una especulación de su parte, yo también especularé al respecto. Al Sr. Thays le molestó que publique las cartas de los señores Inocente e Ybarra. Lo consideró una afrenta a su persona. Como yo era "su amigo", tenía que estar de "su parte" y no publicar esas cartas o hacerlo poniéndoles un gorro en que deslindara con ellas. Sin embargo, para mí el asunto no es así. Estas personas son lectores que solicitaron un espacio en GCLA. Como antes el mismo Sr. Thays y posteriormente el Sr. González Vigil solicitaron un espacio en el GCC, procedí a atender las solicitudes de las personas mencionadas. Lo poco que tengo que decir sobre estos temas lo he dicho en un par de posts y como ya dije en una respuesta anterior, ojalá que los "bandos" arreglen sus diferencias hablando. Cuando el Sr. Thays vio un parrafito en que me refería a Miguel Gutiérrez (dentro de un duro intercambio con el Sr. Grajeda quien me tiraba tomatazos por mi supuesta asociación con el Sr. Thays) se dio por aludido y ya fue demasiado para él, por lo que reaccionó agresiva y equivocadamente acusándome nada menos que de formar parte de una intriga contra él. Tal vez pensó que mi parrafito era una concesión a la presión del Sr. Grajeda. Lo real es que se trataba de una repetición de algo que le dije directamente al Sr. Thays, como ya he explicado antes

En fin. Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver.