Carta notarial No 7625 de la Notaria Rocío Calmet Fritz cursada por el lector EDUARDO CARLOS CARRILLO HERNANDEZ a la AFSDP el lunes 14 de los corrientes.
____________________________________________________________
Lima, 14 de enero de 2008
Señor Embajador
JORGE LAZARO GELDRES
Presidente de la Asociación de Funcionarios del Servicio Diplomático del Perú (AFSDP)
Jirón Miró Quesada 191, Tercer Piso
Lima
De mi consideración:
En mi calidad de Embajador en el Servicio Diplomático de la República, vinculado al Ministerio de Relaciones Exteriores más de cuarenta años, nueve de los cuales estuve alejado del mismo por la corrupta dictadura fujimontesinista, considero un deber moral con nuestra Institución y con mis colegas, principalmente con los que conforman las categorías más jóvenes, darles a conocer mis puntos de vista sobre los lamentables acontecimientos ocurridos en nuestra Cancillería, en ocasión del cuestionado Proceso de Ascensos que se lleva a cabo en la actualidad, el cual después de numerosas vicisitudes, acertadamente fue vuelto a su correcta normatividad legal por el Decreto Supremo N° 072-2007-RE de fecha 30 de diciembre de 2007, que derogó el Decreto Supremo N° 065-2007-RE de 17 de diciembre de 2007 con el que se modificaba el Reglamento de la Ley del Servicio Diplomático y el Reglamento Consular.
Después de los arbitrarios, ilegales e infortunados procedimientos empleados administrativamente para alterar las reglas y requisitos que por mandato de la Ley N° 28091, Ley del Servicio Diplomático de la República, debían regular el presente Proceso de Ascensos, --desatendiendo opiniones legales y de la Dirección General de Desarrollo de Recursos Humanos de la Cancillería, que aconsejaban que la pretendida alteración sólo era posible mediante la expedición de una nueva norma con jerarquía de ley—que viciaron el proceso y que han dejado en la Cancillería, en los medios de comunicación social, en la opinión pública y en la de numerosos congresistas de las distintas bancadas políticas, la sensación de fraude y burla al Congreso de la República, cuyo Pleno rechazó oportunamente los pretendidos intentos de modificación y postergación de algunos de los requisitos para los ascensos diplomáticos; en aras de la transparencia del Proceso en cuestión, considero que no resulta ético ni conveniente que los funcionarios que integran la Comisión de Personal continúen manejando el Proceso de Ascensos. Constituye un imperativo moral y jurídico el que todos ellos, si no renuncian al encargo de motu propio, sean inmediata y definitivamente separados de la Comisión porque están en juego no sólo la transparencia del Proceso mismo, sino también la imagen y el prestigio de nuestro querido Servicio Diplomático. Yo me pregunto y la misma pregunta me permito formulársela a los demás asociados: ¿Hasta cuándo debemos seguir cargando institucionalmente los yerros de unos pocos?. Primero están los intereses de nuestra Patria y luego los de nuestra institución. Finalmente, los intereses particulares.
No podemos ni debemos ignorar que nuestra Ley en su artículo 9° al señalarnos
los deberes y las obligaciones del funcionario diplomático, precisa en su inciso “a”: “Respetar la Constitución, las leyes de la República y los instrumentos internacionales ratificados por nuestro país”. Y en ese sentido, el primer obligado a cumplirlos es el Viceministro Secretario General de Relaciones Exteriores, Jefe del Servicio Diplomático, quien por mandato del inciso “c” del artículo 21 de la Ley en mención, preside la Comisión de Personal del Servicio Diplomático.
Amén del daño irreparable moral y económico infringido a los colegas por la desidia e incompetencia de las autoridades administrativas, que no fueron capaces en cinco años, de implementar entre otros requisitos, el Curso de Altos Estudios de la Academia Diplomática.
No haber hecho público mi parecer lo hubiera considerado impropio de mi formación moral y profesional. No solicitar la rectificación de tan graves errores sería ser cómplice de la destrucción de nuestro Servicio Diplomático. No en vano, ese notable escritor australiano Morris West decía, “El ejemplo es la lección que todos los hombres pueden leer”.
Solicito a usted, señor Embajador, Presidente de la Asociación de Funcionarios del Servicio Diplomático del Perú (AFSDP), se sirva disponer que la presente carta, que le hago llegar notarialmente, sea puesta en conocimiento de todos los asociados, de conformidad al derecho que me asiste como tal y principalmente, por tratarse de un asunto que se enmarca dentro de los cuatro primeros fines que busca alcanzar la Asociación de su digna Presidencia y que determinan claramente sus Estatutos, los cuales son: A) Promover el espíritu institucional, la solidaridad y el fortalecimiento de vínculos entre los diplomáticos en actividad, disponibilidad y retiro; B) Promover el respeto y ejercer la defensa de los derechos de los asociados reconocidos por la Constitución, las leyes de la República y los convenios internacionales; C) Ejercer el derecho constitucional de opinión y una vigilancia democrática sobre la marcha institucional y legal del Servicio Diplomático de la República; y, D) Promover y cautelar la ética profesional, impulsar los valores morales y coadyuvar a que no se susciten situaciones de injusticia o de impunidad.
Sin otro particular me suscribo como su más atento y seguro servidor.
__________________________________________
EDUARDO CARLOS CARRILLO HERNANDEZ
Embajador en el SDP
Con copia al señor Ministro de Relaciones Exteriores, Embajador José Antonio García Belaúnde.
miércoles, 16 de enero de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario